Ha llegado el momento que tanto esperabas. Por fin has logrado quedar con esa chica que tanto te pone y que llevar algún tiempo intentando cortejas. Te preparas de la mejor forma posible, coges los condones y sales. Has quedado con ella en un bar y todo fluye bien. Finalmente te atreves a besarla y ella te corresponde. Sin embargo, después de un rato de acción te la quieres llevar a casa para terminar la faena con una noche de sexo y pasión desenfrenada, pero… ¿cómo lo hago? ¿Se lo propongo directamente? ¿Cómo saco el tema?
Antes que nada, me gustaría dejar claro que esto no es una guía de seducción. Si quieres saber algo cómo hacer para que la cita siga el camino perfecto te recomendamos que busques en alguna otra página como esta.
Lo primero que deberíamos dejar claro es que no hay una respuesta universal a esto, pero sí podemos ofrecerte algunas ideas y consejos. Partamos de una base, nunca seas directo con este tema. No le digas directamente “vamos a follar”, porque te arriesgas demasiado. Aunque hay mujeres a las que les puede poner que seas tan directo y estén dispuestas a ello, en la gran mayoría de los casos puedes sorprenderla para mal. Si eso ocurre, el plan se va a complicar muchísimo y seguramente acabes la noche solo en tu cama.
Por lo tanto, es mejor sugerir que decirlo claramente y de forma directa. Cuanto más sutiles seas mucho mejor. Ten en cuenta que ella va a saber captar perfectamente lo que realmente le estás diciendo, así que juega con eso. En este sentido tienes varias opciones. Si estás en un bar donde hay mucha gente, vete creando el clima perfecto con frases como “no te escucho bien, ¿vamos a un sitio más tranquilo?”. Esto te permitirá algo de maniobra y ganar en intimidad y en tiempo a solas en otra parte. No la invites todavía a casa, vete a algún banco cercano, o a algún sitio tranquilo e íntimo que conozcas.
No precipitarse es una clave importante
A medida que la cosa avance, es el momento de invitarla a casa. Pero una vez más, trata de jugar con estilo. Si dices simplemente “vamos a mi casa” puedes volver a activar los resortes de defensa, y no queremos eso, porque significaría decirle adiós sexo esa noche. Lo que nos interesa es que no le cueste aceptar la invitación porque en ella no haya nada lugar a la duda. Así que es mucho mejor sacar un tema de conversación que interese a ambos y que pueda derivar en una invitación más efectiva.
Por ejemplo, a los dos les gusta la literatura fantásticas. Habla un largo rato sobre ello, mantén una conversación animada e interesada al respecto. Cuando ya hayas establecido todos los lazos necesarios afirma, como el que no quiere la cosa, que tienes una colección espectacular que incluye toda la obra de los mejores autores del género. Continúa hablando de otros temas, y cuando ya tengas claro el momento de invitarla hazlo con algo como: “oye, yo ahora pensando… ¿te apetece ver la colección de la que te hablé? Es aquí cerca, llegamos pronto”.
Al proponerle un plan tan concreto, seguramente aceptará. Pero esto no significa nada, porque puede haber casos en los que se lo tomen de manera literal y realmente no quieran nada. Pero sin duda es un buen indicio, y en muchos casos ya saben que no van a acabar leyendo novelas de Terry Pratchett hasta las cinco de la mañana.
Cautela y trabajo hasta el último instante
Queda, por lo tanto, el asalto final. Enséñale la colección rápidamente e invítala a tomar algo. A partir de ahí intenta que la cosa fluya y que acabe en éxito. Si la ves reticente no insistas. Si ella realmente no quiere, porque en ese momento no le apetece o porque nunca fue su intención, mala suerte. Charla con ella de manera elegante hasta que se vaya, sé un buen anfitrión. Es posible, que en otra ocasión, la cosa cambie.
Te hemos dado unos consejos y unas ideas generales para que la próxima vez que tengas una cita tengas algunos recursos para usar. Pero todo esto se basa en el ensayo error. Muchas veces las chicas te rechazarán, pero otras acabarás la noche en tu cama, sudoroso y feliz. Se trata de ir practicando hasta que encuentres el método más ideal según tu personalidad. Una vez lo hayas pulido lo suficiente gozarás de noches de sexo salvaje muchas más veces de las que imaginas. Así que adelante, pierde el miedo y… ¡a disfrutar!